JORDI VIRALLONGA
(Barcelona, España,
1955)
del
libro
Todo
parece indicar
(Hiperión. Madrid, 2003)
MAGIA
Sabía que siempre estabas,
como
el columpio al volver el verano,
como
dura la lluvia si ansías
que
huela a mojado la hierba.
Nos
eras la vida y nos queda
el
olor del geranio al abrir las tijeras,
la
humedad de tus ojos, los míos,
en
la hora feliz del infierno.
No
eres mi ángel, tampoco me guardas,
ni
ese mal descriptible de versos:
polen, brisa, azúcar derramado
:
vuelo,
sólo
vuelo.
RESPUESTA TARDÍA
Recuerdo tu nombre,
tu
cuello, aquellas zapatillas de deporte,
el
tren hacia París y al volver,
un
par de meses en la cárcel
(esto lo recuerdo con frecuencia).
Después tu nota entre el espejo
y la
espuma de afeitar:
Debías irte mas me amabas
más
que Cristo a los leprosos,
más
que Trotsky a los trotskistas,
pero
otro pueblo, unido, por supuesto,
requería urgentemente tus ardores
contra bombas, contra curas, capital.
Hoy,
antes de acostarme,
me
acordé mucho de ti,
de
tus gestos, de tu vientre,
de
la forma prematura del miedo,
de
los que nunca habían de pasar,
como
pasaron los años
en
que pudimos estar juntos,
con
otra vida, otra gente,
quizá jamás vencidos.
HONRADEZ DE LA POBREZA
Toda
buena acción tiene su castigo,
encaja como un guante entre los dedos
que
luego, con solícita torpeza,
masturban al patricio sin vergüenza.
Muy
penosa razón la de estar juntos
tu
formada ambición y tu cabeza
con
un alma servil y agradecida
que
de la humillación hace virtud
y
exalta dignamente su pobreza.
Adictos cada cual a su destino
conservamos desde niños el futuro
pues
aterra descrear lo recibido.
Mientras tanto progresan los ayeres
como
una recesión en blanco y negro:
al
fondo el antifaz, el carruaje,
la
primera vejación, el primer fuego,
y
los primeros reptiles voladores.
BREVE REFLEXIÓN SOBRE LA PRÁCTICA DE VALORES
CIUDADANOS
A
veces sucede que se termina el año,
que
hemos bebido mucho, queremos sexo
o
charlar o que no se termine la noche
tan
como la habíamos previsto,
porque van a venir las voces
a
ocupar el lugar del sueño, o los ángeles
no
permitirán que suceda nada malo
y un
vacío simple nos ocupa la ternura
que
habría que llenar urgentemente
con
un cuerpo que nos cubra, un sudor a satisfecho.
Pero
la decencia enseña
que
hay que poner en juego la entereza,
la
prestancia, el sentido del ridículo,
el
orgullo, esa autosuficiencia
que
nos lleva a la cama solos,
muy
despiertos y pensando
lo
jodidamente dignos que hemos sido.
APORTACIÓN DE WALT DISNEY A LA ESPECIE
En
la inmovilidad de la culebra al ser descubierta,
al
intuir que no escapará,
que
mi terror tendrá fin
con
su exterminio,
en
eso pienso,
en
las hienas,
padres de familias ejemplares,
devorando a sus víctimas
cuando aún luchan por huir,
en
la fuerza y el desfallecimiento,
en
la estrategia de la caza,
en
el cadáver
que
no provoca más que ganas de fumar,
de
tragarnos un yogur,
de
alabar al que filmó la escena
jugándose la vida,
en
los leones, en los dromedarios,
en
los machos que devoran a los hijos
para
cubrir a las madres que se apartan
del
suplicio sin odio y con respeto,
en
las moscas, cucarachas y gusanos,
en
ratones que se cuelan por rendijas,
pasean por camisas y pañuelos,
por
las sábanas donde reposáis
mientras el marido, la esposa están
cerrando empresas, lamiendo culos,
poniendo multas, cansados del trabajo,
ganando la seguridad que merecemos.
Muchísimo peor que los humanos son las bestias,
mas
Walt Disney corrigió lo que Dios olvidara
al
dotarlas de humor y urbanidad
para
ingresarlas juiciosas y planchadas
en el feliz retablo de la clase media.
UTILIZAR LA NOCHE
Con
la costumbre en un mal paso,
pronto a empezar de nuevo,
quieto,
como
quien todo lo perdió en un par de manos,
con
la frágil resolución sólo
de
abrir mi casa todavía en las maletas,
comprar bombillas y encontrar nuevos apegos,
observo este piso vacío, otra casa,
por
el propósito de una rendición, otro fracaso.
No
proyectar el pasado ni sus cuerpos,
utilizar la noche,
cenar con el cabrón que siempre va conmigo,
repetirme con frecuencia
que
cualquier decisión me hará posible.
Para
qué tanta gravedad por poseerte,
tanto padecer, majarme a palos por católico,
aborrecer mi estirpe, ya no:
después de tanta crisis sólo importa
cuadrar qué debo yo a este silencio.
Tentar saber quien fui me reconcilia
con
una idea aproximada de individuo,
viejo ya, cerrado por reformas
y
sin ti, a quien le gustó quien era,
ya
no, y soy como había sido el hombre
a
medida que ibas modelando el barro.
Todos fuimos cosas que empleabas
para
olvidarte de la niña servil que vestía a sus muñecas,
de
la adolescente prematrimonial,
de
la desesperada,
para
luego resolver
que
aun amando había que dejar de amar,
que
hacerse perdidiza era una ruina,
una
incorrección, una vulgaridad intolerable,
que
sólo existían los poblados
con
cosas que caminan, con proyectos.
Mi
relación con todo, la que tuve y ya no tengo,
es
atemporal y es incurable.
Ahora busco encajar en este espacio,
descubrir contenidos higiénicos
en
las terminales de otras bocas.
No
resistirás otra mudanza, compañero,
otro
traslado, otro quien fuiste,
otro
papel, más sillas nuevas.
No
rebusques en bolsillos ni en cajitas,
da
lo mismo lo poco o mucho que aún te resta
cuando el juego final va a ser a todo o nada.
QUE LOS ÁNGELES DE ADMÁ
Cada
día analizáis las guerras
llenos de ninguna precisión.
Os
dieron medallas, despachos,
premios por borrar la memoria
de
muertos que mataron a otros
que
dejaron miles de cadáveres por medio.
Vuestro salario depende
de
que nunca se encuentre solución,
de
llamar posible a lo imposible.
Vivís de nuestro tiempo y de la fe
que
mantenemos en conservar la vida,
pero
destruisteis mi casa, mi trabajo
y la
vida de mi esposo y de mis hijos.
Peores que los ángeles de Admá, decidme:
¿de
qué alto el fuego me estáis hablando?
Poema inédito
GRATITUD
Me preguntas quién soy
pero dices qué es de mí,
por qué me encuentro mal y
bebo
en vez de ir al siquiatra y
al gimnasio.
Sospecho que mi vida es lo
que no recuerdo,
pero siento que me basta lo
que he sido.
Tú me miras con piedad,
y lo agradezco.
Jordi Virallonga
(Barcelona, 1955) es catedrático de Literatura Española de la
Universidad de Barcelona y Presidente del Aula de Poesía de Barcelona
desde su fundación, en el año 1989. Su obra poética comprende:
Saberte (Laertes, 1981), Perímetro de un día (Laertes,
1986), El perfil de los pacíficos (Libertarias/Prodhufi, 1992),
Crónicas de usura (Kutxa, 1996 y Plaza&Janés, 1999 - Premio
Ciudad de Irún, 1996), Los poemas de Turín (Lumen, 2001), la
antología
Llevarte el día a casa
(Ayto, de Málaga, 2000, con prólogo de José Hierro), y Todo parece
indicar (Hiperión, 2003 - Premio Valencia, Alfonso el Magnánimo,
2003). En traducción
al italiano ha publicado Il profilo dei pacifici/Le poesie di
Torino (Edizioni dell’Orso, Torino, 1992 –Trad. de Franca Manzini)
y Cronache d’Usura (Campanotto Editore, Pacían di Prato (UD),
1999 –Trad, di Gaetano Longo).
Algunos de sus poemas
fueron también vertidos al francés, inglés, portugués, rumano,
macedonio y danés.
Ha traducido al castellano a los poetas portugueses Herberto Helder,
Luis Quintais, José Jorge Letria y Luiza Neto Jorge; a los italianos
Eugenio Montale y Gaetano Longo; y a los catalanes J. Verdaguer y
Salvat Papasseit, entre muchos otros.
Su antología Sol de sal (Barcelona, DVD ediciones, 2003) reúne
a 20 poetas catalanes del último cuarto del siglo XX, traducidos al
castellano, en edición bilingüe.
Entre sus libros de ensayo cabe destacar: José Agustín Goytisolo,
vida y obra (Libertarias, Madrid, 1992) y la edición crítica de
El Ángel verde de José Agustín Goytisolo (Libertarias, Madrid,
1993).
Colabora en diversas revistas especializadas y en los periódicos
españoles El país (Madrid), y La Vanguardia y Avui
(Barcelona).
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