RODOLFO HÄSLER

(Santiago de Cuba, 1958; reside en Barcelona) 

 

del libro

Tratado de licantropía

(Madrid, Editorial Endymión,1988)

 

 

 

La infancia acaba devorada por los lobos,

la infancia final con la piel hermosísima

y sin pausa hasta el agotamiento.

 

La pasión arranca hacia la muerte como las

semillas íntimas de una encina sacudida.

 

La muerte acaba devorada por los lobos

como roja sangre, como roja lumbre sin

extinción.

 

 

 

 

 

del libro

Elleife

(Barcelona, Editorial El Bardo, 1993)

 

 

ORFISMO

 

De las tinieblas de la casa inferior,

una figura llena de majestad ascenderá por un momento,

en cuerpo de diosa, acaso una heroína.

No es seguro cuál sea su destino,

presa de amor, bajo el peso de sus faltas,

en el fuego de la lira, Eurídice,

la amada de Orfeo que vive en el infierno.

 

Descansa la doncella elegida con los pies descalzos

y el vestido holgado cae en numerosos pliegues.

El movimiento apresurado de la cabeza

puede quizás indicar que acaba de llegarle la noticia,

en la oscuridad más completa,

de mi requerimiento.

 

 

 

 

*** 

 

 

  

Como una actinia oscura, rojo púrpura,

ni hablo mi lengua ni habito en mi país,

soy, eso sí, el heredero de una inteligente familia fenicia.

Heme aquí el fenicio del célebre poema de Eliot

para seguir siendo el ahogado para siempre.

Como se sabe, los poetas no tienen vida propia,

mueren lacerados por el agua, ciervos sin dominio,

oteando los retirados predios que les sirven de morada,

esquivos como piezas de un viejo juego de ajedrez,

sin sangre para manchar el suelo de la alcoba.

El invierno es la estación idónea

para que las mujeres me cierren definitivamente los párpados,

y la intensidad con que un día descifré largos poemas griegos

convertida ya en nieve prodigiosa,

pierde, entre tanto, todo su calor.

 

 

 

 

 

EVOCACIÓN

 

Coloco en la estancia un ramo de anémonas

y observo con detenimiento su lenta evolución,

uno tras otro hasta fumar mi cajetilla de cigarrillos Abdula,

hierático en la pureza de los ojos.

No sé cuánto va a durar el proceso,

dependerá del clima, del grado de humedad, prefiero creer.

El discurrir de los días como recuerdo de las anémonas

en espera de eclosión, seguidas de muerte,

atento entre sus pétalos rojos, azules y violados

mientras insisto, por delicadeza, en perder la vida,

como quería Rimbaud,

pendiente de la metamorfosis,

impasible ante el inminente cambio

no puedo imaginar otra situación en estos momentos,

si el negro espacio me sostiene

como parte del reflejo de un diamante, de la luna,

y me devuelve a mi raro receptáculo vegetal,

transitorio exilio

entre hojas verdes y ramas en flor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 del libro

De la belleza del puro pensamiento

(Barcelona, Editorial El Bardo, 1997)

 

 

OLOKUN

 

Anterior a la felicidad, antes incluso de la creación,

luchaban una contra otra el agua y la tierra

por la posesión de la ira de tu cabeza.

Cuando la blanca paz interviene para salvarte,

una cuerda de dieciséis cauris te detiene

para que no me desbordes, para que no me asaltes.

Amarrado has de vivir, dominado por tu cólera,

en el fondo del mar la luna nueva te alimenta,

de no ser así pobre de mí, pobre si de ti me olvido.

Las conchas y las piedras guardo en la húmeda oscuridad

para salvar tu condición de sirena, mitad hombre mitad pez,

para acercarte a mis ojos, para afirmar, con toda certeza,

que el peso de tus sentimientos te abruma, no te deja hablar.

Tu color es el azul ultramar, lapislázuli, el misterio,

y para poder continuar beso los dedos que te han tocado,

tres veces me inclino, y pido la bendición, para encontrarte.

 

 

 

 

 

del libro

Poemas de la rue de Zurich

(Málaga, Miguel Gómez Ediciones, 2000)

 

 

(Ciclo del agua y del fuego)

El infinito contiene todas las posibilidades,

todas las promesas,

y si en el agua te sumerges no saldrás sin disolverte en parte

en una muerte simbólica.

El movimiento nunca se detiene y cada ola te colma

de energía,

incansablemente, en su eterno fallecer. Ese es mi bautismo.

El espíritu del génesis se eleva a partir de lo tangible

y no concibes la vida sin alabanza ni regeneración.

 

El fuego se justifica en el ardor y en la entrega

más altruista,

lengua que me agota y en su arrogancia me vuelve a mentar.

Disuelve la envoltura para unir el alma con el cuerpo

que es salamandra incombustible en su trance espiritual.

El fuego se asienta en el lugar de la definición,

el estado más sutil. Su origen es terrestre y su destino

es celestial,

y en la cúspide te nutre de sorprendente naturaleza.

 

 

 

 

 

del libro

Paisaje, tiempo azul

(México D.F., Editorial Aldus, 2001)

 

SOUK-EL-HAMRA

 

Si hubiese creado el mundo abigarrado

y alguien me exigiese cuentas por ello,

lo llevaría a oler la fruta aplastada en el suelo.

Desde el inicio tenía la certeza de que las hormigas

recorrían continuamente mis piernas, decididas,

como luna inmóvil en el recuadro de la plaza.

La mancha verde del gomero, por encima de la puerta,

hundida en la sombra, es testigo de mis visitas,

y el joven que soñaba con el cansancio de sus amantes,

regateando a gritos, como mercadería,

es vendido ante mis ojos en la impiedad de un gesto,

casi pornografía.

Qué alivio que esos aburridos europeos

hayan dejado de fotografiar la mezquita del viernes.

Metamorfosis de la vida,

así nombro lo que los muros atesoran,

pues una vez conoces el precio de las manzanas en el zoco

y qué dátiles transparentan la luz,

no hay ya modo de olvidar

ni razón para exaltar mayor encantamiento.

 

 

 

 

 

de la plaquette

Mariposa y caballo

(Cuenca, España, El Toro de Barro, 2002)

 

 

 

LA HABANA

(en la casa de Lezama Lima)

 

 

Qué impresionante silencio en la angosta saleta,

en el exacto lugar donde la voz atronadora

reclamaba cada tarde su café, en fina taza china,

colado y servido con amor de madre. Remedio certero

para aplacar el ritmo entrecortado, entre risotada y risotada,

y recomendar a Góngora, leer cada día a los franceses,

los de la rosa. Adorando a Casal, maldiciendo a Virgilio,

logró ensalzar las sombras ante la oscura ventana,

oh los mayas, Ariosto, la impertérrita herencia española.

La ventana ahora clausurada es un tokonoma del vacío.

 

 

 

 

 BERNA

 

Desde arriba contemplo a la bestia dentada

y recuerdo que en la infancia jugaba con una réplica

en peluche, mucho menos imponente,

presente en la formación sentimental de todo niño alpino.

El foso es la salida del laberinto medieval,

un camino sinuoso de piedra arenisca ocre

en la que han sido labradas las agujas más sorprendentes

y las ventanas de las viviendas.

En una de ellas, mi padre, que ahora es mi hijo,

tocaba la viola con método insistente

mientras yo aprendía el dialecto gótico de mis antepasados.

Los almacenes subterráneos de patatas y manzanas,

los barriles de mosto campesino, las sedes de los gremios

y sus emblemas, la cigüeña azul, el devorador de niños,

la carpa dorada, el ojo de la aguja,

acaban en la rueda de la muerte que acucia a los berneses

junto al símbolo del oso, el animal.

Desde la altura de la nieve desciendo a la casa de las bestias,

y apoyado en el borde, me asomo a ver sus fauces.

 

 

 

BOGOTÁ

 

Maresmer ver

desmeral dar

dar

ver

verd

verd smerald

 

Visio smaragdina. Juan Eduardo Cirlot

 

 

 

 

Un manto de materia verde cubre la montaña.

Verde, verde y verde. La alternancia con el rojo

y la rosa que abre entre hojas verdes, el verde helecho arborescente

y la verde piel del lagarto puntiagudo. Un viaje al centro del color verde

con un cuerpo nuevo, relámpago de la tierra que muestra su tesoro,

una savia resbaladiza que todo lo inunda, bella,

pero no hay forma de poderla tocar aunque los dedos

corren hacia el grueso fuego verde de la esmeralda.

La complementariedad entre hombre y mujer,

el hombre rojo y verde, la mujer roja y verde, todo es impulso

en el equilibrio entre vida y naturaleza virginal.

La divina providencia tiene su color en el extremo del mundo

donde decae la flora, el cielo y la tierra

a igual distancia de la superficie

donde lo invisible se vuelve la causa más buscada,

el color de la revelación más esperada.

La luz del espíritu de los alquimistas, luz oculta

en lucha contra las tinieblas.

El camino intenso hacia el peso de la cosecha

de hojas verdes, tallos verdes, bosques verdes,

dominio inescrutable donde lavar la sangre de la herida.

 

Rodolfo Häsler nació en 1958 en Santiago de Cuba y desde los diez años reside en Barcelona. Como poeta, ha publicado: Poemas de arena (Editorial E.R., Barcelona, 1982), Tratado de licantropía (Editorial Endymión, Madrid, 1988), Elleife (Premio Aula de Poesía de Barcelona 1992, Editorial El Bardo, Barcelona, 1993), De la belleza del puro pensamiento (Beca de la Oscar B. Cintas Foundation de Nueva York 1993, Editorial El Bardo, Barcelona, 1997), Poemas de la rue de Zurich (Miguel Gómez Ediciones, Málaga, 2000), Paisaje, tiempo azul (Editorial Aldus, México D.F., 2001), y la plaquette Mariposa y caballo (El Toro de Barro, Cuenca, 2002).

Ha sido incluido en la Anthologie de la poésie cubaine du XXè. siècle (Les Éditions Patino, París, 1997), Nueva poesía latinoamericana  (Ediciones de la U.N.A.M, México D.F., 1999), Antología de la poesía cubana (Editorial Verbum, Madrid, 2002), Poetas cubanos del siglo XX (Ediciones Hiperión, Madrid, 2002), Los poemas de la poesía (Editorial Praxis, México D.F., 2003), Por vivir aquí. Poetas catalanes en castellano.1980 - 2003 (Bartleby Editores, Madrid, 2003), y Barcelona. 60 poemes de la ciutat (Eumo Editorial, Barcelona, 2004).

Es traductor de la poesía completa de Novalis y codirector de la revista Poesía080 de Barcelona.

 

 

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